Como las cosas que a unos nos parecen normales... a otros les parece absurdo....

Vas andando por la calle, en Madrid, se te acerca un chico japonés y te pregunta: "perdone, cómo se llama este bloque?". "Esto es Gran Vía con Alcalá", respondes. El japonés te mira un poco raro y contesta: "Vale, pero cual es el nombre de este bloque?". Y tú, como hoy tienes un buen día y te sientes generosa, le cuentas que son las calles las que tienen nombre  y los bloques solo son edificios entre las calles. El japones se aleja un poco confundido y decepcionado.


 AHORA IMAGINA que estas en Tokyo. Sales del metro y buscas una dirección:
"Perdone, ¿cual es el nombre de esta calle?", preguntas a un nativo en tu inglés de instituto. Sonriente super complaciente, el japones te contesta: "¡Oh! Estamos entre la manzana 17 y la 16". "Quizá no me he explicado bien -atacas de nuevo- . The street, the name of this street, please". El japones sigue sin dejar de sonreir y como debe tener un buen día te responde: "Las calles no tienen nombre,", te cuenta. "Mire el mapa:18, 17, 16... Las manzanas se numeran, las calles solo son el espacio entre las manzanas". Vale, entonces, ¿donde estamos?" , le digo mientras me hago a la idea."Fácil: distrito 8 , manzana 17, casa nº 1". "¡Pero es absurdo, y además, los números de las casa no están en orden!", replicas. "Claro que lo estan", te dice. 2 Estan en el orden en que se construyeron. La 1ªcasa edificada en la manzana es la nº 1 , la 2ª el nº 2, la 3ª el 3". Es fácil, es obvio.


EL EJEMPLO no es mio, es del músico Derek Sivers, pero ilustra a la perfección como a veces lo que mas absurdo nos parece puede ser perfectamente normal para otro. Por ejemplo, los médicos tradicionales chinos consideran que su trabajo es mantenerte sano; si estas enfermo no le pagas. 

Otro ejemplo. Muchas televisiones cambian de país a los corresponsales cada varios años. ¿Por qué? Imaginad que en ese país la gente come hormigas, nos explicaba un profesor. Al principio, el periodista lo percibe como algo extraño y que vale la pena contar. Pero llega un momento en el que pierde la perspectiva, y lo que le parece extraño es que nosotros no comamos hormigas. A Partir de ahí, ya no puede contarnos las cosas desde el punto de vista de nuestro país y hay que cambiarlo. La misma filosofía tienen muchas ONG con sus cooperantes.

Carme Chaparro.